¿Sabías que la gratitud mueve más el corazón de Dios que una ofrenda?
“Sean agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús.”
1 Tesalonicenses 5:18 NTV
Muchos cristianos dan, ofrendan o diezman con las intenciones incorrectas. Ellos dan algo a Dios para recibir algo más a cambio. Siguiendo la engañosa enseñanza : ¨ dale a Dios algo y él te dará tu milagro ¨, creer esto es un engaño y podríamos caer en la desesperación. Este comportamiento es similar a la ¨simonía ¨ (Hechos 8: 9-24) , querer pagar por el don de Dios. Este comportamiento lo podemos ver muy seguido en el paganismo. Además tener intereses creados al momento de ofrendar le desagrada al Señor.
Como hijos de Dios, nuestro Padre hizo un nuevo pacto con nosotros. No tenemos que pagar por nada que necesitemos o queramos de parte de Dios. Un siervo trabaja por un salario, pero los hijos viven por la herencia que su Padre les ha dado. Como hijos de Dios tenemos un derecho legítimo sobre los bienes y las bendiciones de de nuestro Padre, que nos fue dado a través de Cristo, no por algún mérito propio. Fue al Padre quien le plació darnos el reino, por lo tanto, lo único que debemos hacer para ser bendecidos es estar agradecido
Las ofrendas hoy no son un pacto para que nuestras finanzas o bienes se multipliquen, más bien son acciones de gracias.
“Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar; y no den de mala gana ni bajo presión, «porque Dios ama a la persona que da con alegría». Y Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten. Entonces siempre tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra para compartir con otros. Como dicen las Escrituras: «Comparten con libertad y dan con generosidad a los pobres. Sus buenas acciones serán recordadas para siempre». Pues es Dios quien provee la semilla al agricultor y luego el pan para comer. De la misma manera, él proveerá y aumentará los recursos de ustedes y luego producirá una gran cosecha de generosidad en ustedes. Efectivamente, serán enriquecidos en todo sentido para que siempre puedan ser generosos; y cuando llevemos sus ofrendas a los que las necesitan, ellos darán gracias a Dios.”
2 Corintios 9:7-11 NTV
Estar agradecido es reconocer el favor que alguien ha tenido con nosotros. Cuando damos una ofrenda o diezmamos a Dios, lo que estamos haciendo es agradecer con una acción. Las ofrendas hoy no son un pacto para que nuestras finanzas o bienes se multipliquen, más bien son acciones de gracias. Cada vez que das algo a Dios, lo que Él recibe de ti no es el dinero, lo que llega a la presencia de Dios es una parte de tu vida. Él ve cuánto te costo ganar ese dinero; las largas horas en la oficina, el tiempo en el subterráneo, el dolor en tu espalda, los largos viajes camino a casa y a veces hasta la humillación que recibes injustamente. Cada vez que diezmas o das una ofrenda a Dios, lo que Él recibe es un trozo de tu agradecida vida.
Además, cuando damos lo hacemos con la seguridad de que jamás nos faltará algo que lleguemos a necesitar, porque nuestro Padre tiene cuidado de nosotros. Todo esto es agradable delante del Señor, porque demuestra nuestra confianza en Él y el nombre de Jesús es glorificado, ya que entendemos que no hay nada más valioso que Él.
Cada vez que diezmas o das una ofrenda a Dios, lo que Él recibe es un trozo de tu agradecida vida.
“Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?”
Romanos 8:32 NTV
No hay nada más valioso que podamos recibir de parte de nuestro Padre que Cristo. Cuando Jesús vino a nosotros el cielo se vacio. No había nada más valioso en ese lugar que el Unigénito Hijo de Dios, durante 33 años el cielo se empobreció para que nosotros fuéramos enriquecidos.
“Ustedes conocen la gracia generosa de nuestro Señor Jesucristo. Aunque era rico, por amor a ustedes se hizo pobre para que mediante su pobreza pudiera hacerlos ricos.”
2 Corintios 8:9 NTV
Cuantos honramos al Señor con lo mejor de nuestros bienes, estamos declarando con hechos que nuestra dependencia, bendición y prosperidad vienen de Él. Esta acción de confianza honra a nuestro Dios porque en ella demostramos fe. Mientras más miedo tenemos de honrar a Dios con nuestros bienes materiales, menos valor tendremos para derribar el control y el poder que ejerce el dinero en nosotros- a lo que tememos es a lo que nos sometemos, a lo que nos sometemos es lo que nos gobierna y lo que nos gobierna es nuestro señor- Si somos capaces de renunciar a lo material a través de las acciones de gracias, entonces recién ahí podremos entrar en la dimensión de la prosperidad espiritual.
Nunca des a Dios las sobras de tu vida. Siempre debes reservar para Él y su obra lo mejor, recuerda que la semilla molida no se puede plantar, solo sirve para dárselas a las aves. Pero cuando se planta la mejor semilla, esta dará el mejor fruto.


