Hoy vemos como la miseria – pobreza, abandono y carencia – está afectando el tejido social de nuestra nación. Lo vemos en la política y cómo nuestros políticos han olvidado su principal misión: gobernar para el bienestar del pueblo.
Es tanta la miseria, que en muchos aspectos la política – que debe ser seria y honorable – se ha transformado en un show de televisión, un reality de dimes y diretes donde no existe el honor, la lealtad o la prudencia. Al parecer hoy no es el político más sabio y más capaz el que gana una elección, sino el más loco y desenfrenado.
Lo que necesitamos hoy es la misericordia de Dios guiándonos para tomar buenas decisiones. Necesitamos que el buen corazón de Dios vea nuestra miseria y nos ayude. Esto nos permitirá vivir el resto de nuestra vida sobre la tierra en un ambiente de paz y dignidad
Coaliciones, partidos políticos y los mismos políticos debaten entre sí de forma personal, egoísta y vengativa. Solo con el fin de ganarle al otro y salirse con la suya. Imponiendo su verdad sabiendo – muchas veces – que ellos mismos están equivocados.
Robos, coimas, abusos de poder, mentiras, chantajes, asociaciones ilícitas, fraudes y estafas. Lo vemos hoy en estos hombres y mujeres que deberían ser intachables y honestos. Pero todo esto es un reflejo de la miseria que ya hay en nuestra sociedad.
«Cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra. Pero cuando los perversos están en el poder, el pueblo gime.» Pro 29:2
Te hago una pregunta: ¿Una nueva constitución podrá cambiar algo? ¿Podrá mejorar nuestra situación? ¿Podrá protegernos de algo?. Se supone que una constitución es un texto que protege a los ciudadanos de los abusos de poder que el estado y sus administradores pudieran cometer en contra de ellos. Una buena constitución puede ayudar mucho a una nación. Pero los primeros que deben obedecerla, respetarla, ponerla en funcionamiento y hacerla respetar son aquellos que están en los puestos de poder, aquellos que administran y gobiernan al país. Pero si tenemos políticos irrespetuosos y ensimismados, ¿quién respetará el texto?. No digo que todos los políticos sean malas personas, pero por lo que vemos a la fecha, la balanza al parecer está más inclinada hacia lo malo.
Ahora bien, hay algo que subyace a todo esto. A los políticos los elegimos nosotros. Ellos no son otra cosa que el reflejo de lo que somos, de lo que queremos como sociedad y hacia dónde queremos ir. Ellos representan el estado de nuestra sociedad.
Recuerda que Jesús dijo: ”Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad” Mar 7:21-22
Si traemos sus palabras a este contexto, entonces, podemos decir que del corazón de la nación es de donde salió todo esto.
Mi deseo y propósito no es que hagas de un político o de la política en general el objetivo de tu odio o rechazo. Si no, que nos hagamos responsables de lo que hemos elegido. “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. La finalidad de esto es que entiendas que la política la hacemos todos y en un sistema democrático todos decidimos a quién queremos tener en autoridad, cuáles serán las leyes o la constitución que queremos nos represente.
“He visto otro mal bajo el sol: los reyes y gobernantes cometen un grave error. Cuando le otorgan gran autoridad a gente necia y asignan cargos inferiores a personas con capacidad comprobada”. Ecl 10:5-6
Una iglesia que se arrepiente, que predica la verdad, que obedece a Dios y se compromete a vivir según lo que Dios manda. Puede bendecir a una nación trayendo paz, prosperidad y seguridad a través de su oración e intersección
Si elegimos mal viviremos mal, si elegimos con sabiduría, viviremos en paz. Pero más allá de una constitución, lo que necesitamos hoy es la misericordia de Dios guiándonos para tomar buenas decisiones. Misericordia es una palabra compuesta por dos palabras: miseria y cardío. Miseria es la condición de pobreza, abandono y carencia. Entonces, cuando pedimos misericordia a Dios, estamos pidiendo que Él en su corazón vea, sienta o tome acciones acerca de una situación que nos hace sentir o ser miserables y nos ayude a salir de ese estado.
Sabemos que cuando nos alejamos de Dios lo que atraemos a nuestra vida es miseria. Y con nuestra nación pasa exactamente lo mismo. Cuando una nación comienza a hacer cosas que Dios aborrece, lo que trae sobre sí misma es miseria. Necesitamos que el buen corazón de Dios vea nuestra miseria y nos ayude. Esto nos permitirá vivir el resto de nuestra vida sobre la tierra en un ambiente de paz y dignidad. Y sabemos que nuestro Dios es un Dios de misericordia. Mira lo que dice la biblia:
”Pues su ira dura solo un instante, ¡pero su favor perdura toda una vida! El llanto podrá durar toda la noche, pero con la mañana llega la alegría.“ Sal 30:5
Una iglesia que se arrepiente, que predica la verdad, que obedece a Dios y se compromete a vivir según lo que Dios manda. Puede bendecir a una nación trayendo paz, prosperidad y seguridad a través de su oración e intersección
”En primer lugar, te ruego que ores por todos los seres humanos. Pídele a Dios que los ayude; intercede en su favor, y da gracias por ellos. Ora de ese modo por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad. Esto es bueno y le agrada a Dios nuestro Salvador” 1 Tim 2:1-3
Como hijos de Dios debemos comprometernos a influir en nuestra nación y sociedad con el evangelio de Jesús que salva y restaura. Debemos hablar de Jesús y de su evangelio con valentía y gozo en nuestros trabajos, escuelas y barrios. Recuerda que puedes transformar la sala de tu casa en un campo misionero. Dios sana, restaura, da vida, libera y bendice.
Debemos hacer un compromiso de no callarnos cuando veamos la injusticia y trabajar siempre por los que más lo necesitan.
“Alimenten a los hambrientos y ayuden a los que están en apuros. Entonces su luz resplandecerá desde la oscuridad, y la oscuridad que los rodea será tan radiante como el mediodía. El Señor los guiará continuamente; les dará agua cuando tengan sed y restaurará sus fuerzas. Serán como un huerto bien regado, como un manantial que nunca se seca” Isa 58:10-11
Debemos dejar de ser una iglesia aburguesada y entender que Jesús dejó su reino y corona para quitar la miseria que había sobre nuestras cabezas. Jesús vino a nosotros. Él no esperaba que nosotros fuéramos a él o que pudiéramos subir al cielo. Él vino a nosotros y se despojó de todo aquello que no le permitía estar con nosotros para siempre. Si hacemos esto podemos traer paz y prosperidad a una nación caída en miseria como es la nuestra.
Debemos dejar de criticar y juzgar, en su lugar oraremos y pidamos misericordia. Recuerda que aunque los hombres no lo sepan y no lo entiendan; “Jesús es el deseado de las naciones” él sana naciones, pero la sanidad debe comenzar en tu corazón, en tu familia, en tu escuela, en tu trabajo, en tu barrio y así va alcanzando a toda una sociedad. Es un gran trabajo influir en esta sociedad, pero poco a poco se logra. Ora mucho, a cada paso. Recuerda que la oración llega donde nada más puede.
Hoy antes de ir a votar ora al Señor suplicando su misericordia. No olvides que en este mundo reyes y príncipes, presidentes y gobernantes, autoridades y toda clase de poderes van y vienen. Pero sólo Jesús, tú Jesús, es el Rey de reyes y Señor de señores. Él mismo es quién quita y pone reyes, quién hace subir y caer naciones. Chile está en sus manos.
No puedo decirte que o por quién votar. Lo que sí te puedo decir, es que un cristiano jamás debe votar por algo que esté en contra de Dios o a favor de lo que Dios aborrece, porque eso acarreará miseria sobre nuestras vidas.
NECESITAMOS QUE DIOS TRAIGA UN MANTO DE MISERICORDIA Y SALVACIÓN SOBRE CHILE
