¿Sabían que en el año 100 de la era cristiana la cantidad de cristianos que existian en el mundo no eran más de 10.000?. Podríamos haber llenado una mega iglesia como las de hoy en día. En el año 300 ya se contabilizaban más de un millón de cristianos en todo el mundo conocido. Pero, ¿De qué se tratará el evangelio? ¿Hacer crecer la congregación de una iglesia o en el crecimiento personal de sus miembros?
El crecimiento de las personas que componen una iglesia tiene que ver con el desarrollo espiritual, intelecto, almático y físico. Lo que persigue el
Pecado no es solo hacer lo malo o no hacer lo bueno; también es no hacer la voluntad de Dios
evangelio de Jesucristo nunca es el crecimiento exponencial de las congregaciones. Dios persigue el crecimiento de la persona dentro de la congregación. Y para eso, se necesitan años, porque somos intrínsecamente malos «por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios» (Rom 3:23).
¡Aléjate de mí, Satanás!
«A partir de entonces, Jesús empezó a decir claramente a sus discípulos que era necesario que fuera a Jerusalén, y que sufriría muchas cosas terribles a manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los maestros de la ley religiosa. Lo matarían, pero al tercer día resucitaría. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo por decir semejantes cosas. —¡Dios nos libre, Señor! —dijo—. Eso jamás te sucederá a ti. Jesús se dirigió a Pedro y le dijo: —¡Aléjate de mí, Satanás! Representas una trampa peligrosa para mí. Ves las cosas solamente desde el punto de vista humano, no desde el punto de vista de Dios. Luego Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme. Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás. ¿Y qué beneficio obtienes si ganas el mundo entero pero pierdes tu propia alma? ¿Hay algo que valga más que tu alma?» (Mt 16:21-26).
¿Cuántas veces has sido Satanás en los planes de Dios?. Pedro no le estaba pidiendo algo malo a Jesús, humanamente hablando advertir
Debemos conocer las Escrituras; si no leemos la Biblia, nuestra vida corre peligro. La parte que no conoces es la parte donde pecarás
a alguien de que su vida está en peligro no es malo. Pero lo que es bueno para ti no significa que sea buenos para Dios. Incluso habrán cosas de Dios, servicios, actividades , etc. Que para ti serán buenas pero que para él serán malas. Hay que tener mucho cuidado. Debemos tener la sensibilidad del Espíritu para tomar cada decisión, manteniéndonos en oración y en la palabra. Debemos conocer las Escrituras; si no leemos la Biblia, nuestra vida corre peligro. La parte que no conoces es la parte donde pecarás.
En blanco y disponibles
Este mensaje fue dirigido a los discípulos, no a los creyentes. Si hiciéramos una encuesta es nuestro país y fuéramos por la calle preguntando: ¿tú crees en Dios? Tal vez algunos te dirían que si. Pero si les preguntaras: ¿Estas
Dios no nos necesita con proyectos y sueños, Dios nos necesita en blanco y disponibles
dispuesto a morir por Cristo ? ¿A dejar de robar o dejar esa pareja que no te conviene? Muchos dirían que no. A la conclusión que nos llevaría esto es que no conocen a Jesús; solo saben que existe.
Un discípulo es alguien que conoce a Jesús. Un evangélico o creyente, por lo general, sabe congregarse, cantarle a Jesús, conoce versículos de la biblia de memoria pero no está dispuesto a morir por su maestro, amigo y salvador.
Tus sueños espirituales y naturales no son respetables para que Dios comience una obra en ti, no podemos soñar los sueños de Dios; «Así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos» (Is 55:9). Por lo tanto, cuando sueñas con ser misionero, Dios dice no, cuando sueñas con ser maestra de escuela dominical o pastor, Dios dice no. Nada de lo que tú sueñes a Dios le sirve. Nada de lo que tú proyectes a Dios le interesa. Dios no tiene una oficina de sugerencias. ¡No!. Debemos estar todos dispuestos a morir. Si eres un cristiano de verdad tus sueños ya no existen. Aunque vengan lobos rapaces disfrazados de ovejas a decirte: «Dios va a cumplir tus sueños». ¡Falso! No existe un sueño humano que haya movido a Dios un día, no existe un proyecto de hombre que haya hecho que Dios se conmueva y rescate esa idea. ¡Todo está planeado! Tu vida entera esta planeada. En verdad, no hay nada en las Escrituras que sugiera que el plan de Dios puede funcionar mezclado con nuestras sugerencias o iniciativas. Dios tiene un plan para nosotros, diseñado mucho antes de que fuéramos conscientes de su existencia. Dentro de este plan se encuentra tu propósito. Dios es perfecto y sus planes nunca fallan, menos fracasan.
Cristo no esta diciendo: «Si alguno quiere venir en pos de mí; haga un congreso y después me llama, levante una iglesia y después me pide ayuda» No. Él dice: «síganme».
Hace unos meses un hombre me dijo: «pastor es que a mi me gusta predicar en la calle». A lo cual, le dije: ¿Y a Dios le gusta que tú prediques en la calle? ¿Dónde están los salvos que trajiste con tu deseo de evangelizar? ¿Dónde está el respaldo del Espíritu Santo trayendo a conversión a las personas por el mensaje de la Cruz?. A lo cual no hubo respuesta.
Nuestra vida y todo lo que tenemos, al igual que la vida de un soldado que va a la guerra, no vale nada en comparación al reino por el cual pelea y la gloria de su Rey
Tus mejores días, quizás no muy llamativos, van a comenzar cuando tomes tus sueños espirituales y mueras a ellos. Dios es específico. Si Dios te hizo alicate, alicate te mueres. Dios te hizo martillo, martillo te mueres. Muchos de nosotros creemos que lo que nos gusta hacer y nuestros talentos son lo que Dios quiere que hagamos y lo que él utilizará, pero no es asi.
Dios no nos necesita con proyectos y sueños, Dios nos necesita en blanco y disponibles. Vayan a la oración y a la palabra para encontrar a Dios y él les dirá qué hacer. Cuando él te diga qué hacer, serás la pieza más útil que Dios pudo haber traído. Si hacemos lo que creemos descalabráremos todo. Jesús nos invita a negarnos una y otra vez si es que de verdad queremos que nuestra vida tenga un propósito.
Jesús una y otra vez desafió a sus seguidores a presentar su vida en cero delante de él; cero planes, sueños, proyectos e incluso ideas. Aun así, estas fueran buenas y bien intencionadas.
Para que Dios reciba una vida como ofrenda, esta debe entregarse sin reservas ni condiciones. Es la única forma en que el Espíritu Santo puede tomar esa vida y hacer con ella lo que él quiera. No es fácil estar dispuesto a poner la vida en cero para que Jesús haga con ella lo que él estime conveniente y necesario. Siempre hay algo que nosotros queremos hacer también, con la vida que Jesus compró. Sin embargo, cuando dejamos que Dios tome nuestra vida y la disponemos para que el Espíritu Santo lleve a cabo a través de nosotros «toda buena obra», entonces llegamos a alcanzar la mayor expresión de crecimiento espiritual e intelectual.
Jesús no nos pide que deseemos morir o que queramos separarnos de nuestros seres queridos ni siquiera nos insta a sentir el deseo de perder aquellas cosas que nos ha tomado años obtener. Jesús nos dice que debemos estar dispuestos a hacer cualquier cosa para que su evangelio sea conocido y su nombre sea glorificado. Porque nuestra vida y todo lo que tenemos, al igual que la vida de un soldado que va a la guerra, no vale nada en comparación al reino por el cual pelea y la gloria de su rey.


