Para muchas personas, el Espíritu Santo es solo una experiencia, pero las Escrituras nos hablan de una relación con Él. Una relación debe ser cuidada y construida continuamente. Como cristianos, no podemos vivir nuestra vida cristiana sin el Espíritu Santo. Sin él no hay desarrollo en la vida de un cristiano. Una persona emocionada por el evangelio pero sin la presencia del Espíritu Santo solo le espera una estrepitosa caída. Pero no basta solo con tener su presencia, la Biblia no habla de algo más, debemos estar llenos.
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad. Tiene una personalidad, una función y un propósito muy específico. Si no conocemos bien estas características del Espíritu Santo, podríamos cometer errores similares a los que cometieron los apóstoles a la espera de la promesa del Espíritu Santo, como vimos la semana pasada en La llenura del Espíritu Santo -Primera parte
El Espíritu Santo revela toda la plenitud de Dios. Al entender al Espíritu Santo, comprendemos la deidad completa de Dios. Si no sabemos quién es el Espíritu Santo, no podremos entender al Padre y al Hijo, porque es él quien nos revela toda la existencia de Dios y toda la plenitud de Dios. Nadie más. Podemos leer y
La iglesia permanentemente percibe y puede ver la espiritualidad de Dios a través de la persona del Espíritu Santo
conocer las Escrituras pero sin conocerlo a él realmente.Cuando Jesucristo comienza a predicar del Espíritu Santo lo primero que nos enseña se encuentra en Juan 14:15-17:
«Si me aman, obedezcan mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Abogado Defensor, quien estará con ustedes para siempre. Me refiero al Espíritu Santo, quien guía a toda la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo busca ni lo reconoce; pero ustedes sí lo conocen, porque ahora él vive con ustedes y después estará en ustedes»
El mundo no lo vería más pero la iglesia permanentemente percibe y puede ver la espiritualidad de Dios a través de la persona del Espíritu Santo. Dios nunca ha estado ausente en la vida de un creyente. La única forma que un creyente sienta la ausencia del Espíritu Santo, en algún proceso de su vida, es porque ese creyente nunca recibió al Espíritu Santo. Y muchas iglesias están llenas de creyentes que no tiene al Espíritu Santo, “creen” pero no están convertidos, “creen” pero no le pertenecen a Dios, hacen cosas que la biblia dice que “debemos hacer” pero no viven como el Espíritu Santo ha determinado que debemos vivir.
Dentro de nosotros hay un hombre interior, que la Biblia llama «hombre espiritual» ese hombre espiritual habla con Dios; en el silencio, cuando duermes, incluso cuando estás desconectado en la carne o almaticamente ausente de la presencia de Dios. Ese hombre espiritual sigue siendo ministrado por Dios. Aunque nuestra mente y carne no se den cuenta, él sigue haciendo una obra en lo profundo de nosotros. De ahí ese crecimiento que muchas veces llega a ser irracional. Tu razón no alcanzó la velocidad con la que se movió el Espíritu Santo, eso habla de la permanencia de él en nuestras vidas. Sin la presencia del Espíritu Santo nadie sería salvo. Aún cuando nos sentimos desorientados, desanimados o debilitados él sigue obrando en nosotros.
¿Cuántas veces has querido dejar el evangelio? O ¿Cuántas veces tu inconstancia emocional te llevó a querer dejarlo todo, pero no lo hiciste? ¿Por qué no hiciste? ¿Fue tu fidelidad? ¡No! Fue por él que no te fuiste. Es el Espíritu Santo quien hace toda la obra en nosotros todo el tiempo.
Cómo alcanzar la llenura del Espíritu
Jesús nos dice: «Si me aman, obedezcan mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Abogado Defensor, quien estará con ustedes para siempre» (v15). Todos los días nos levantamos con el deseo de hacer las cosas bien y obedecer al Señor, pero todos los días fallamos en el intento. Dios sabe que queremos hacer las cosas bien, pero como nos conoce, sabe que no podemos hacerlo por nosotros mismos. Entonces, ¿Qué hace Dios? Te ayuda con la persona del Espíritu Santo. En el original, las escrituras llaman al Espíritu Santo como el «paráklētos», término griego que significa «consolador», «ayuda», «abogado», «intercesor», «fortalecedor», «defensor» y «financiador». En la época de Jesús, un paráklētos era un hombre que cuando un niño quedaba huérfano -sin ninguna ayuda- él lo tomaba y adoptaba.
La falta de amor es la razón principal por la cual no alcanzamos la llenura del Espíritu Santo. Para estar llenos del Espíritu Santo, primero debemos estar llenos de amor por Dios. Es imposible ser un crístiano obediente y constante si nuestro motor
Para estar llenos del Espíritu Santo, primero debemos estar llenos de amor por Dios
principal no es el amor. La iglesia durante siglos ha buscado el poder del Espíritu Santo o la unción creyendo que esto los hará hombres y mujeres fieles, honestos y apasionados. Lo cual está muy lejos de ser verdad. Solo el amor a Dios puede hacernos personas obedientes y apasionadas. El verdadero amor a Dios no es hacer cosas por Dios, es estar desesperado por obedecer sus mandatos.
¿Sabes por qué la iglesia no logra dar con la llenura del Espíritu Santo? Es porque la iglesia no ama a Dios por sobre todas las cosas. La iglesia necesita urgente enamorarse de Cristo. Hay una canción que Dios traía a mi memoria hoy que dice:
«Quiero entregarte mis sueños
tu voluntad has en ellos
mi corazón te lo entrego
Enamórame de ti, Señor
Quiero aprender a escucharte
Quiero saber qué es amarte
de tu verdad yo saciarme
enamórame de ti, Señor
Que tu presencia me inunde
haz de mí un odre nuevo
cámbiame, renuévame
Enamórame, enamórame de ti Señor»
Si de verdad anhelas a Jesús vas a ser llenos del Espíritu Santo, si anhelas más a Cristo vas a tener mucho más del Espíritu de Dios cuando termine la semana.


