Si hoy se desatara una persecución en contra de los cristianos y el cristianismo no pudiera predicarse libremente como en China, Afganistán y Marruecos… ¿Serías capaz de ver a tus hijos morir sin negar a Jesús?. Porque así sucede en la India, toman a tu familia, derraman bencina sobre sus cabellos y les prenden fuego…¿Serías capaz de resistir eso por amor al Señor?. No por una religión o fanatismo religioso. ¿Serías capaz, mientras ellos mueren, no negar el nombre de Cristo?.
El Señor nos pide: «me amarás con todo el corazón y con todas tus fuerzas». Si hoy nos preguntaramos a nosotros mismos ¿Amo a Dios por sobre todas las cosas? Probablemente tendríamos que
Cuando Dios te salva y trata contigo, él no mide tu amor; lo hace por el amor que él tiene hacia ti
responder que no. ¿Eso nos hace más o menos merecedores de la salvación delante del Señor? ¿Te hace más o menos amado por Dios?.
Es cierto que Dios te pide que lo ames por sobre todas las cosas, pero cuando Dios te salva y trata contigo, él no mide tu amor; lo hace por el amor que él tiene hacia ti. Por eso las escrituras dicen: «Si somos infieles, él permanece fiel, pues él no puede negar quién es» (2 Tim 2:13). No es tu conducta ni lo que le das lo que mueve a Dios, sino lo que él siente por ti.
Seamos SAT
Llegar a ser un hombre o una mujer SAT significa ser capaz de decirle a Dios en una oración secreta e íntima: «Señor, tú sabes que te amo más que a cualquier cosa en el mundo, si mi esposa partiera, si tu decidieras llevarte a mi hijo, si perdiera todo lo que tengo… Quizás me dolería, me confundiría pero podría seguir adelante. Pero si tu te vas, si tu me dejaras, yo me muero».
Hace años atrás estaba con mi familia en casa. Baltazar, mi hijo del medio, siempre ha sido un chico muy alegre, muy vivo, siempre corriendo, gritando y escondiéndose. Un día voy subiendo las escaleras de mi casa y llegando al segundo piso Baltazar me dice: «¡Papá voy a vomitar, voy a vomitar!». Tomo a Baltazar en brazos y lo que me cae en toda la cara y el cuerpo no fue su vómito sino sangre. Baltazar comenzó a vomitar sangre al punto que, al quitarme la polera, estaba empapada. Baltazar era un niño pequeño y delgado. En ese momento pensé: «Señor, se muere mi hijo». Lo subimos rápidamente al auto con mi esposa y lo llevamos a urgencias. Ingresaron a mi hijo para evaluarlo y tuvimos que esperar afuera. Baltazar salía de una enfermedad y entraba en otra, siempre los sobreprotegimos más con mi esposa por lo mismo. Es terrible para un padre vivir algo así. En ese momento, me angustie tanto en mi corazón que, a las 3:00 am ya desesperado, me pongo a caminar en la calle orando: «mira Señor, yo no sé si el Balti va a morir hoy y esta será la última vez que lo veré. Yo no sé si me voy a enojar contigo, no sé cómo voy a reaccionar, porque no entiendo esto. Yo te amo, creo y tengo fe en ti. Si Baltazar se muere me va a doler el alma, pero yo puedo seguir viviendo sin Baltazar. Pero si tu me dejaras yo me muero, así que si me enojo contigo, no me dejes». Los que tienen a un hijo saben lo doloroso que es pasar por algo así. Cuando estoy en eso, el Espíritu Santo me habla y me dice: «Yo lo voy a levantar al amanecer». Era imposible. Ya en la mañana cuando pude ingresar al cuarto donde estaba mi hijo, estaba con 12 niños más, todos críticos con máquinas de oxígeno, una de las madres de esos niños llevaba 8 días ahí. Ingresé a la habitación y comencé a predicarle a los padres de los niños que estaban hospitalizados. A las 6 de la mañana miro la venta, una ventanita muy pequeña con barrotes, ya pegaba el sol en la ventana cuando Baltazar salta de la cama y en pañales se arranca todas las mangueras y grita: «¡me quiero ir a mi casa!». Dos enfermeras lo tomaron y volvieron a acostar a la camilla y Baltazar seguía diciendo «¡estoy bien, estoy bien, suéltenme si yo estoy bien, no me duele nada!». Llaman al pediatra, lo revisa, le toma la presión y Baltazar estaba bien. Nos entregaron a nuestro hijo, ya para las 8:30 de la mañana veníamos con él de vuelta a nuestra casa.
¿Porque el Señor permite llevarnos al límite de nuestra fe? ¿De nuestra resistencia? Porque la vida está llena de malos momentos y son reales, nos van a visitar a todos. A todos ustedes se les morirá un ser querido en algún momento o ustedes se morirán para un ser querido. A todos nos ocurrirán cosas malas, porque no estamos protegidos por un poder sobrenatural que evite que algo malo nos pase. No. Tenemos un poder sobrenatural que nos cuidara de no perdernos, sin importar lo que vivamos. Ese poder sobrenatural te irá a buscar en la pérdida de un ser querido, en el dolor, la enfermedad o en dificultad y te restaurara cuando estes llorando muerte. No importando el tiempo que a ese poder le lleve levantarte.
A ti Dios te escogió, a ti Dios te ama y te preservara hasta el día que Él venga. No importa las cosas que te acontezcan, las debilidades que tengas. Incluso, cuánto tú mismo te opongas a tu salvación. El Señor te va a salvar igual. Amado mío, usted va aprender a amar a Dios con todo su corazón si o si. Lo vas a lograr porque fuiste escogido para algo: para llegar a ser como Jesús.



